15/7/10

Discurso acerca del Matrimonio Igualitario: Senadora Estenssoro (CC)


Discurso de la Senadora Estenssoro (CC) en el recinto sobre Ley de Matrimonio de Parejas conformadas por Personas del Mismo Sexo (15 de julio)


Señor presidente: “Realmente me alegra que una sesión que comenzó con tanta tensión y muy violenta, después de casi doce horas se esté desarrollando en un clima de escucha sincera, y con discursos como el del senador Castillo y otros muchos que escuché que, a su finalización, daban ganas de aplaudir. Creo que ha sido muy importante. Hoy al mediodía, parecía que se iba a abortar esta sesión, pero, por suerte, recapacitamos y nos sentamos a debatir. Ese fue el tono que primó durante las semanas en que este tema fue discutido en la Comisión de Legislación General. También, quiero reconocer el excelente trabajo que llevó adelante la senadora Negre de Alonso y todo el equipo de la Comisión.

“Lamentablemente, en el último tramo, los debates comenzaron a crisparse, pero, por suerte, pudimos recuperar ese clima de búsqueda de un entendimiento común y no hacer de esto una excusa para las divisiones y las chicanas. A mi entender, el proyecto que estamos considerando tiene un objetivo primordial: la integración a la sociedad de un sector que, durante años, fue excluido y discriminado, para que pueda acceder a los mismos derechos que gozan la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas argentinos.

“En ese sentido, quiero hablar no sólo como senadora, sino también como mujer, esposa y madre porque, justamente, quienes le tienen temor a esta ley de matrimonio homosexual hablaron mucho acerca del rol de la mujer, de la madre y de la familia. Por lo tanto, reitero, no solamente quiero hablar como senadora, sino también como mujer, como madre y esposa, y decir que me solidarizo especialmente con las mujeres y varones homosexuales, quienes hoy no tienen los mismos derechos que los heterosexuales. Como ya se dijo, las personas homosexuales, en la Argentina, no se pueden casar como nosotros, no pueden unir sus vidas ni sus bienes, tener sus hijos, constituir sus familias o heredarse, tal como pueden hacerlo las personas heterosexuales, con todas las garantías recíprocas que permite este tipo de vínculos legales. Por lo tanto, no puedo más que solidarizarme con la comunidad homosexual, porque durante décadas −siglos− las mujeres también fuimos víctimas de una enorme discriminación y desigualdad ante la ley.

“Hasta hace sesenta años −muchas de las cosas que mencionaré ya fueron expresadas−, las mujeres no podían votar. Se hablaba del sufragio universal pero, en realidad, se trataba de un voto que excluía a la mitad de la población. También se decía, como ahora, que la mujer, la madre, era un elemento valiosísimo, pilar de la sociedad, del núcleo familiar y, sin embargo, no solamente no teníamos derechos civiles y políticos, sino que tampoco se nos alentaba a estudiar para que pudiéramos desarrollarnos intelectualmente y tener autonomía económica y tomar decisiones sobre nuestras propias vidas como hacían los varones. Las mujeres y las madres éramos un pilar fundamental de la sociedad, pero ni en la casa ni en la vida en sociedad podíamos tomar decisiones propias. Eso cambió gracias a los grupos feministas, a políticas como Alicia Moreau de Justo, Eva Perón y muchas otras mujeres y hombres que ayudaron a cambiar las leyes y a llevar adelante las transformaciones legales y sociales que derribaron esas barreras culturales. En este sentido, creo que las mujeres, las madres y las esposas podemos identificarnos con este reclamo de la comunidad homosexual que venimos a subsanar. Por otra parte, quiero decir que entiendo los temores de las personas que tienen miedo sobre a dónde nos va a llevar esta situación ya que es un cambio profundo. No lo es en el sentido de promover algo que no está en la sociedad, pero sí significa legalizar o legitimar algo que está en la sociedad pero se prefiere no verlo, ocultarlo y no darle un rango de legalidad.

“En el video que se vio al principio, y ya que llegó la senadora Negre de Alonso aprovecho para decir que ese tipo de herramientas publicitarias no son para el recinto y no aportan información a lo que se habla –tal vez, haya que aprender a no confundir información con publicidad o propaganda, que será parte del debate que espero tengamos en algunos meses cuando se debata un proyecto de publicidad oficial–, había una mujer, una abuela, que decía que tenía 58 nietos propios y otros tantos ajenos que manifestó que venía a defender a la familia con uñas y dientes.

“Realmente, el proyecto de matrimonio homosexual no es un atentado contra la familia heterosexual. Y lo digo no solamente como senadora sino como esposa y madre de tres hijos. No veo cuál es la amenaza, aunque entiendo que uno se pregunte adónde va a llegar la sociedad o qué va a pasar. Pero no lo veo como una amenaza. De lo que se habla no es de sustituir la familia heterosexual por la familia homosexual. De lo que se habla es de legitimar la ampliación del concepto de familia tradicional. Esto no es algo nuevo. En la Argentina, en las últimas décadas, se ha ido ampliando el concepto de familia. Ya hay en la Argentina de hoy distintos tipos de familias. Están las familias de padres y madres que se casaron por la iglesia y por civil y que perduran para toda la vida. Este ya no es el sector mayoritario. Están los hombres y mujeres que se casaron por la iglesia y por civil, se divorciaron y se volvieron a casar, a veces, legalmente o de hecho, y están también las familias monoparentales, en las que generalmente tienen al frente mujeres jefas de hogar con padres ausentes y que hacen de madre y padre a la vez. Esta es la Argentina de hoy, la Argentina real. Muchas veces me preguntan cuál es mi estado civil. Y digo, un poco en broma pero también en serio, que soy casada, divorciada, soy madre soltera y concubina. Y me gusta decir esto con orgullo, pero también porque muestra la evolución de la mujer en la sociedad en las últimas décadas. Antes decir esto públicamente hubiera sido una deshonra. Hubiera tenido que ocultarme por ser divorciada, por ser madre soltera y por convivir con un hombre con quien no estoy casada legalmente. Sin embargo, hoy puedo decirlo públicamente en el Senado de la Nación, ser senadora y no por eso soy una mujer de mala vida. Esto es lo que ha cambiado en nuestra sociedad. Al igual que la señora senadora Corpacci, yo también tengo una familia ensamblada y hablo a título personal.

“Varios senadores y senadores han dado su testimonio, porque acá no estamos hablando de expedientes o de códigos civiles sino de personas, de seres humanos y, tal vez, se entiende más cuando llevamos este debate a lo humano y personal, además de lo conceptual. Yo también tengo una familia ensamblada, tengo dos hijos de mi primer matrimonio y Haroldo, mi pareja, me ha ayudado a criar a mi hija. Él no es el padre biológico, pero sí es el padre verdadero; no es el progenitor, pero sí es el páter. Este es el tipo de familias que tenemos hoy. Lo bueno es que yo no he tenido que ocultarme, que es lo que está reclamando la comunidad homosexual: no tener que ocultar o esconder su realidad, sus amores, sus parejas, sus hijos y sus familias.

“Quiero contar también otro caso, para que veamos de qué estamos hablando en la vida real. Durante 30 años he sido muy amiga de una pareja homosexual: de Carlos Gallardo y Mauricio Wainrot, una de las parejas o matrimonios más estables, más amorosos, más nobles que he conocido. Carlos y Mauricio estuvieron juntos durante más de 30 años, pero no pudieron casarse en la Argentina y lo tuvieron que hacer en Bélgica. Mauricio es un gran coreógrafo internacional, argentino, reconocido internacionalmente y que, incluso, fue ordenado caballero por el rey de Bélgica, pero en su país es un ciudadano de segunda que no pudo casarse con su pareja. Carlos murió, lamentablemente, hace dos años y no pudo ver legalizada esta relación estable y amorosa, un verdadero ejemplo para todos sus amigos, porque en la Argentina los homosexuales son discriminados. Este caso cercano a mí es similar al de decenas de miles de personas homosexuales que viven de esta manera. Precisamente, hoy hablaba con una de ellas que me decía que no querían más vivir en guetos.

“La falta de legalización de estas relaciones, de estas familias, hace que la mayoría de los homosexuales vivan escondidos en guetos. Coincido con el señor senador Filmus en que este debate, más allá del resultado que tenga la votación dentro de una hora o cuando se vote, ha sido un gran avance para que hablemos seriamente de estos temas y que para que ya no podamos hablar con sorna o con burla de las personas que tienen una orientación homosexual. Yo creo que si en el Código Civil tenemos dos figuras diferenciadas –el matrimonio civil para las parejas heterosexuales y otra figura para los homosexuales–, eso es discriminatorio; esta es la posición no sólo mía, sino de la Coalición Cívica. Igualmente, en aras de buscar un consenso, estudié y analicé el dictamen sobre el proyecto de ley de unión civil que obtuvo nueve firmas en la Comisión de Legislación General. Realmente, no es una unión civil con derechos plenos y sólo con la restricción de la adopción, como se dijo públicamente. Es una unión civil súper precaria, muy discriminatoria, que representaría un retroceso enorme si se llegara a considerar en este recinto. Con todo respeto digo que es realmente aberrante y escandalosa. En ese sentido, voy a leer algunos de sus artículos porque me parece que si el público conociera este dictamen se daría cuenta de que no estamos hablando de una unión civil que represente un avance real para las personas homosexuales. Ni siquiera están garantizados los derechos patrimoniales ni los bienes gananciales. El artículo 18 dice que antes o después de la celebración de la unión civil el régimen patrimonial puede acordarse por convención realizada por los miembros de la unión civil mediante instrumento público. O sea que no es parte de la unión civil.

Esto es un acuerdo extramarital que pueden hacer las personas pero fuera de la institución unión civil. Y ahí uno puede hacer acuerdos de herencia. Por ejemplo, el inciso e) de este artículo dice que los unidos podrán pactar derechos sucesorios, constitutivos, delegados. Pero dice “podrán”, no es que la unión civil, como el matrimonio, ya garantiza derechos de por sí. Respecto de la adopción es también taxativo, y dice que la presente ley no implica admisibilidad legal de la adopción ni implica admitir los procesos de fecundación in vitro respecto de parejas de personas del mismo sexo. Y tiene otras cosas que realmente son muy sorprendentes, y a mí me parece que esto es absolutamente discriminatorio. Dice que la unión civil se suspende por: a) la muerte o y declaración de muerte de uno de los miembros de la pareja y, b) por declaración unilateral de uno de los miembros. Y cuando uno de los miembros decide disolver esta unión, en el caso de la disolución unilateral respecto del unido que no la ha solicitado, el artículo 21 dice que surte efecto a partir de su notificación fehaciente. Es decir que solamente le avisan que se terminó la unión y no hay ningún tipo de derechos recíprocos. Al menos eso es lo que yo entiendo por el texto de la ley.

“Finalmente, en el artículo 24 hay otra cláusula que realmente es asombrosa. “Objeción de conciencia. Se garantiza el derecho…” –esto sí se garantiza– “…de objeción de conciencia de cualquier persona que tuviera que intervenir en actos jurídicos o administrativos vinculados con las regulaciones de la presente ley.” O sea que si una pareja de homosexuales va al Registro Civil a conformar su unión civil el empleado público le puede decir “No, mire, yo tengo una objeción de conciencia.”

“O sea que realmente creo que no hay una voluntad de equiparar derechos, sino de legalizar la discriminación, y a mí eso me parece muy serio. Y creo que para las personas que de buena voluntad dicen “Bueno, por qué no buscamos una solución intermedia, una unión civil” esto sería un retroceso enorme. El otro tema que ha sido muy discutido, y confieso que a mí inicialmente me generaba muchas dudas, es el de la adopción. Pero, al igual que los senadores Castillo y Filmus, a medida que fui pensando en este tema me parece que realmente es como también seguir pensando que las personas homosexuales son diferentes. Respecto de la adopción quiero decir que en Argentina el sistema de adopción tiene gravísimos problemas. Por un lado hay miles de miles de chicos que están institucionalizados, que durante años tienen sus derechos de vivir con un padre, una madre o una familia denegados completamente, mientras que por otro lado hay miles y miles de personas que quieren adoptar y no pueden hacerlo. Yo me ocupé de este tema cuando me vino a ver una pareja heterosexual que quería adoptar y que hacía 10 años estaban dispuestos a adoptar no chicos recién nacidos sino hermanos, más de uno, ya más grandes. Hace 10 años que están esperando adoptar. Recorren juzgado tras juzgado, van por provincias y no consiguen.

“El otro día me vino a ver una señora que por fin había podido adoptar un chiquito de 6 años que no podía caminar y que tenía problemas mentales, y me dijo que después de un tiempo de vivir con ella estaba caminando y que no tenía esos problemas mentales tan graves que había tenido hasta entonces por todos los años de institucionalización. Esto no genera movilizaciones tremendas ni debate en la sociedad, y este es el real problema de la adopción. Yo presenté un pedido de informes –el cual se aprobó el año pasado en la Comisión de Población– a la Secretaría Nacional de la Infancia, que depende del Ministerio de Desarrollo Social, pero nunca me contestaron. O sea que el problema de los derechos de los niños violados no es un problema que realmente movilice y preocupe tanto a la sociedad. En este Senado aprobamos la creación del Registro Único Nacional de Adoptantes, para que exista un registro nacional de adoptantes y que los jueces sepan dónde están los padres y madres o las personas que quieren adoptar. De las veinticuatro provincias solamente nueve han adherido: la Ciudad de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, La Rioja, Neuquén, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Jujuy, San Juan y Santa Fe. El senador Viana habló de Misiones, provincia que no adhirió y es una de las provincias en las que hay un gran problema, como en muchas otras, de tráfico de bebés y niños. Esto es lo que hay detrás de los problemas de adopción.

“El problema de la adopción oculta esta venta de chicos y por eso no hay un sistema de adopción en la Argentina que funcione bien, transparentemente. Pero el problema no son las parejas homosexuales, y esto tenemos que aclararlo. Antes de entrar al recinto una periodista, que me dijo que era de radio Cultura, ligada a grupos confesionales, me preguntó sobre este tema de la adopción. Me dijo que en este proyecto de ley las parejas homosexuales tenían prioridad para adoptar. Esto es un error de interpretación o una mentira maliciosa. El texto para nada dice que las parejas homosexuales van a tener prioridad para adoptar. Es importante que esto se aclare y se rectifique. Para terminar, cuando hablamos de matrimonio y de familia de lo que estamos hablando es de algo más amplio, que en antropología se llama…

(Interrupción Senadora Escudero sobre la no modificación del Art. 315 del Código Civil)

Señor Presidente: “Como lamentablemente las leyes de adopción no se cumplen, como acabo de decir, no veo por qué ese artículo se va a cumplir tan tajantemente y se les va a dar prioridad a las parejas de homosexuales y que eso es lo que se va a interpretar en la reglamentación. No es así, senadora. Es agarrarse de una puntita y no hablar del grave problema. El grave problema de la infancia maltratada, abusada, abandonada en la Argentina no es culpa ni responsabilidad de los homosexuales. Más bien creo que son hijos generalmente de parejas heterosexuales. Me parece que seguir insistiendo con ese tema es continuar con la discriminación. Para terminar, quiero decir que cuando hablamos de matrimonio y familia estamos hablando de algo más amplio, que en antropología se llama sistemas de parentesco. Es interesante saber que fue Alfredo Palacios, el ilustre senador socialista, el primer político que se interesó en estos temas. Tanto es así que realizó la traducción y escribió la introducción de un texto fundamental de estos temas. El libro se llama Sistemas de consanguinidad y afinidad de la familia humana, de Lewis Morgan. Este texto, como tantos otros de antropología –el senador Castillo lo dijo de una manera maravillosa– revela que en la gran familia humana hay muchos sistemas de parentesco, de familias y de matrimonios.

“No hay una familia natural ni un sistema natural. Los distintos sistemas tienen que ver con la cultura, la religión, las creencias. Son convenciones culturales y sociales que se van modificando y adaptando justamente para que perdure la familia, pero la familia a medida que evoluciona esa sociedad. Hoy en día existen distintos tipos de sociedades. Hay sociedades que son monogámicas, como la nuestra, pero también hay sociedades poligámicas que a nosotros nos parecen muy raras. Hay matrimonios por amor, como ocurre en nuestra sociedad, pero en la India los matrimonios son por convención, por conveniencia. Los padres arreglan los matrimonios y a los hindúes les parece lo más natural. Hay sociedades patriarcales, la mayoría hoy en día, en las que, como dice Freud, el padre es la ley. Pero también existen sociedades matriarcales, donde la ley es la ley de las mujeres, y la figura del padre ni siquiera existe. Esto es asombroso. Esto lo leí en un libro maravilloso que se llama El reino de las mujeres, de Ricardo Coler, un periodista argentino que estudia las sociedades matriarcales contemporáneas que aún perduran, Y en esta comunidad de la China, Mosuo, no existe la figura del padre. Los hijos son de las madres. Las mujeres tienen hijos con hombres y muchas veces no saben quién es el padre de sus hijos. Los hombres viven en la casa de su madre y de sus hermanas; no tienen grandes responsabilidades más que ayudar a las mujeres. Y, según Coler, los niños son muy felices; las sociedades son pacíficas, no son violentas.

“Me pareció que era un caso interesante para mostrar. Todo esto sirve para decir que nada tremendo va a pasar si nosotros ampliamos el concepto de familia, si aceptamos e integramos la diversidad, porque las personas homosexuales, que hoy están esperando el resultado de esta votación, quieren legitimar frente a la sociedad sus relaciones de amor, quieren darle estabilidad y garantías a sus relaciones de pareja, a su patrimonio, a su familia, a sus hijos. Y todo habla de tener relaciones sanas, buenas, dignas, dignificadas. Creo que si votamos positivamente la sanción de la Cámara de Diputados, Argentina habrá dado un paso muy importante.”.
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